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A la caza del mensajero

Actualizado 30-01-2008 00:04 CET

Continúa viva la polémica sobre las afirmaciones que Jesús Alvarado hizo en su blog, donde puso en boca del cuco Ziganda unas gravísimas manifestaciones tras el partido Sevilla - Osasuna del pasado sábado, y que están levantando una polvareda mediática, incluso institucional, de mucho cuidado.

Hasta el Presidente del Gobierno de Navarra se ha tirado a la arena pública y, la verdad, el hombre no ha estado para nada acertado. A mí, esto de que todo un presidente de una comunidad autónoma se lance al charco de las discusiones sobre fútbol, y además en la forma en que lo ha hecho, pues, qué quieres que te diga, me parece algo impropio. No me gustaría para nada estar gobernado por una persona así.

Atacar y menospreciar a la directiva del Sevilla FC, que hasta ahora, al menos que yo sepa, nada ha tenido que ver en el asunto, me parece que es no tener dos dedos de frente y ponerse a la altura del más ultra de los aficionados. Lo único que faltaría ahora es que Manuel Chaves, a la sazón Presidente de la Junta de Andalucía, saltara al circo mediático asegurando que en la directiva de Osasuna sólo hay petardos para que tengamos el cisco institucional servido y con ciruela, cosa que por fortuna no ha ocurrido. Es evidente que el fútbol nos hace perder los papeles con demasiada facilidad.

Lo que no me explico es cómo este señor, que se permite tales lindezas, Miguel Sanz creo que se llama, se puede arrogar el privilegio de determinar sin lugar a dudas quién es o no “un señor con mayúsculas”. Igual es por delegación divina, no sé, lo que sí tengo claro es que sus declaraciones, más que a apaciguar los ánimos, vienen a encenderlos aún más, y eso no es nada propio de un político serio que se precie, todo lo contrario, parece más como de un forofo irracional donde los haya.

Yo ya he expresado en este blog cómo veo el asunto y me parece que se está extrapolando todo y que, como siempre, los intereses de cada cual priman sobre el rigor informativo, sobre la señora que vende las castañas asadas en la esquina de mi casa y, ante todo, sobre el deseo de que se esclarezca la verdad al precio que sea, que creo es lo que nos debería interesar a todos.

Este es mi blog personal y aquí no hay más interés que el de Jack Daniel’s, y me puedo permitir el lujo de decir lo que pienso sin temor a que me vayan a retirar la publicidad de tal sponsor o que al director de la central de Madrid le dé un cabreo repentino y me ponga de patitas en la calle. Así son las cosas, para bien o para mal.

Otros medios informativos de Sevilla ya se han hecho eco de la noticia, y no sólo uno, sin citar para nada a Jesús Alvarado, de lo que deduzco que, efectivamente, alguien debió decir que Ziganda dijo lo que se le imputa, y no se lo dijo sólo a Jesús Alvarado, por lo que se ve. ¿Quién ha sido el ínclito? Todavía no ha salido a la luz pública, aunque los que conocemos un poco cómo funcionan algunos de los que trabajan en la casa, no tenemos que efectuar un esfuerzo demasiado grande para imaginarnos su nombre.

La cosa entonces es más fácil de lo que se imaginó en principio: a los tribunales, que su señoría esclarezca la verdad y que cada cual cargue con su responsabilidad. Esto es lo que impondría el reinado del sentido común. Y se acabó el asunto.

Pero lo que no alcanzo a comprender es el afán por matar al mensajero del circo mediático nacional. Y no lo puedo comprender porque, para hacerlo, tendría que sumergirme a desentrañar una ristra de intereses, demasiado retorcidos y oscuros, que se me escapan del conocimiento.

La cadena SER y sus medios afines ya se han permitido el lujo de declarar inocente a Ziganda y condenar a las galernas a Alvarado sin aportar, que yo sepa, ni una sola prueba ni en un sentido ni en otro.

Ahora bien, esa potestad condenatoria de los chicos de la SER, me preocupa, y no sólo por lo ocurrido en este caso. Todavía recuerdo la cruzada de José Ramón de la Morena contra José María García y, uno que tiene memoria lo puede constatar, muchas de las prácticas que ponen en juego en estos momentos de máximo índice de audiencia no me suenan tan diferentes a las que criticaban entonces con saña salvaje. A lo que se ve, la honestidad informativa debe ser inversamente proporcional al número de oyentes.

Alvarado ataca constantemente en su blog a los redactores de deportes de la SER en Sevilla, mantiene con ellos, y con muchos otros, una guerra dialéctica desde hace bastante tiempo. Pero también es verdad que Alvarado es el padre de la idea de Sevilla Fútbol Club Radio, la emisora del Sevilla, que ha hecho pero que mucho daño en las audiencias de las retransmisiones deportivas de los encuentros del Sevilla a Radio Sevilla, Cadena SER. Además, Alvarado fue muy crítico con SOGECABLE en el conflicto que mantuvo con el Sevilla por los derechos de retrasmisión de los partidos de éste.

Todo esto me lleva a pensar que,  como trasfondo, existe una guerra de intereses mediáticos, de pasta contante y sonante. Mientras tanto, quienes sólo queremos que salga a luz la verdad, sea quien sea el culpable, tenemos que aguantar que se juegue impunemente con el sentimiento de mucha gente, con la memoria de un chaval que el único pecado que cometió fue morirse a los veintidós años y que nadie, al parecer, tenga los cojones suficientes para hacer que los tribunales entren a saco en el asunto y arrojen luz de una vez por todas.

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