Iniciar sesión | Registrarse | ¿Por qué registrarse?
  • Podrás comentar las noticias con el nombre que elijas
  • Podrás subir tus noticias en soitu.es y guardarlas en tu propia página

Las cosas cristalinas del Partido Popular

Archivado en:
politica
Actualizado 12-02-2008 10:10 CET

Rajoy se ha tomado demasiado en serio el lema de su campaña “las cosas claras”, tanto que ha destapado sin rubor alguno ante la ciudadanía su lado más xenófobo, su discurso más esclavista y excluyente. Bajo la piel del cordero se vislumbran amenazantes zarpas de lobo hambriento.

Mariano Rajoy

Con la propuesta de contrato de integración para los inmigrantes, el Partido Popular ha sacado a relucir el rancio moralismo legal que aqueja a la derecha más añeja desde el inicio de los tiempos. Este es un debate que se produjo ya hace casi tres siglos y la sociedad ha dado visos más que suficientes de haberlo superado. La razón oculta tras todo esto hay que buscarla en la aritmética de los votos y no en una preocupación altruista por los problemas que surgen con la inmigración.

A la vieja aspiración conservadora de moralizar desde las leyes amparándose en la tradición y en las costumbres, se suma aquí la posibilidad de que el inmigrante jamás pueda abandonar su condición de mano de obra barata de usar y tirar y el aprovechamiento electoral del recelo que causa en la población española la avalancha de inmigrantes. Es decir, se matan tres pájaros con una sola posta.

Ya no se está planteando la necesidad de regular de una u otra forma la llegada de inmigrantes a este país, ni de reducir el efecto llamada con medidas razonables. Bajo ese sutil velo aparente se ocultan las más aviesas intenciones de exclusión, de cerrar la puerta a lo diferente a cal y canto, de imponer la unicidad que ellos entienden que debe perpetuarse. Es la vieja obsesión de confundir el delito con el pecado.

Los Estados de Derecho democráticos hace ya siglos que asumieron en sus constituciones el derecho a la diversidad, a la pluralidad. El hecho de que algunas pautas morales se asuman y vivan en una determinada comunidad no es una razón suficiente para que la justicia le preste su poder de coacción y las imponga por la fuerza. Mientras un acto o su omisión no dañe a ningún otro, las normas jurídicas no pueden prohibirlo con legitimidad, mucho menos imponerlo a nadie en contra de su voluntad.

La integración que defiende el Partido Popular es unidireccional a todas luces, basta con analizar su postura en el tema de la enseñanza de la religión islámica en los colegios o en el caso del velo. Se le ha olvidado que el respeto es un valor que lleva implícita la reciprocidad y que, para que tenga efecto, hay que empezar por respetar a la persona de quien se espera. Sólo con esa premisa podemos comenzar a hablar de verdadera integración. Lo otro, el alimentar la xenofobia, ponerle voz al miedo para transformarlo en votos e intentar crear ciudadanos de segunda no debería tener cabida en un sistema democrático que se precie.

Di lo que quieras

Aceptar

Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.