Sobre el avejentado mueble de la esquina de la habitación que antes fuera comedor, antes dormitorio, antes nada y ahora todo, reposa una vieja radio de galena, propiedad de mi abuelo. Puede que el armatoste, -hoy añoso, pero entrañable-, no sirva para nada, pero me ha venido hoy a la cabeza al leer una noticia que me hace retroceder a una época que ni siquiera viví.
Mi madre siempre recuerda como su padre, mi abuelo, se metía bajo una manta para escuchar Radio España independiente, conocida popularmente como "La pirenáica", una emisora antifranquista que emitía desde Rumanía y que era uno de los órganos de comunicación del Partido Comunista de España. La escuchaba no porque comulgase con sus ideas, que no era el caso, sino por saber desde dentro qué se decía desde fuera. No es la única estampa que tiene mi madre grabada en la mente. Recuerda, dice, cuando se sentaba en la cocina a escuchar la novela de Radio Sevilla o la "Cabalgata fin de semana" de Radio Madrid, -avenida de José Antonio número 32, hoy Gran Vía-. Se escuchaban en aquel viejo aparato de galena emisoras de todo el mundo; y sobre el viejo dial, ciudades escritas en alemán que me hacen pensar que quizá alguna vez, este cacharro lleno de polvo de los años, tuvo una vida intensa, sonó con fuerza y en idiomas cuyos oyentes ni siquiera identificaban.
Hace poco he léido en Internet algo que me ha hecho ver mi radio de galena con otros ojos. Y es el anuncio de una empresa, OXX digital, del lanzamiento de un armatoste similar a aquel de galena que sigue cogiendo polvo y años en ese rincón del mueble. Dicen que con este chisme Wi Fi, se pueden sintonizar más de 10.000 emisoras de todo el mundo que emiten "on line". Se conectan a una página, Reciva.com, y desde el sofá, con hacer un clic, puedes conectar con una emisora de Nueva Zelanda que emite en español, o con una emisora en España que emite en neozelandés... Si mi abuelo levantara la cabeza se escondería de nuevo debajo de la manta para escuchar qué dicen de nosotros los de Radio Pirenáica, pero ni mi abuelo puede, ni existe Radio Pirenáica, ni existe, casi, el Partido Comunista de España. Lo que sí sigue, hoy igual que ayer, es la ilusión por escuchar; por apretar un botón y que de una caja mágica surja una voz, de la que quizás no entiendes nada, pero que está ahí, al otro lado del armatoste. Dicen que es como un equipo de música, que lo puedes conectar con tus archivos MP3 del ordenador, que tiene una calidad de sonido espléndida... Yo lo que sé es que a pesar de los años, el ser humano siempre necesita una voz que escuchar; es la magia de la radio, ya vaya a pedales o sea una "galena digital". Es radio.
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