Se rompió. Sólo había estado veinte minutos bajo los focos del Ernst Happel y se rompió. No fue al tirar la falta como todo el mundo pensaba, fue en un sprint anterior. Cesc calentaba por la banda mientras Villa se tiraba al suelo y se tapaba la cara con la camiseta. Desolación. No utilizó la camilla. Salió del campo por su propio pie y se aposentó en el banquillo mientras sus ojos seguían húmedos de rabia. El asturiano sabía que estaba tocado y que, en realidad, acababa de decir adiós a la Eurocopa.
Fábregas sustituye a Villa (EFE)
Yo jugaría cojo comentaba con una mueca instantes después del término del partido pero reconocía que mis compañeros tienen derecho a disfrutar. Estas palabras, que tanto suenan a despedida, presagian que Villa tenga que ver la final del domingo desde la banqueta. Aún así, se puede despedir del campeonato con el título de pichichi bajo el brazo. Ha marcado cuatro goles en tres partidos. Tras una mala temporada a bordo del Valencia, El Guaje se estaba resarciendo.
El hombre que fue nombrado mejor jugador del partido ante Rusia, con el que logró el hat-trick de la Eurocopa, y ante Suecia, despertó de su decepción, de su tristeza y terminó saltando a la pata coja y animando a los suyos desde la banda. Sé que es perder una oportunidad en la vida, pero estar aquí ya es mucho decía con una tímida sonrisa.
Seguro que Hiddink suspiró, que Afinkeev dio gracias al cielo y que toda la grada rusa respiró aliviada. Se rompía el pichichi de la Eurocopa, el siete de España, el goleador nato de la roja. Pero España es más que Villa y esa es la clave de este gran equipo. Cesc dio aire al equipo, lo aupó y la roja logró la victoria.
El Guaje tiene mañana hora con el médico, le toca pasar consulta y ver sus resultados. De momento sólo se sabe que sufre un problema en los isquiotibiales de su pierna derecha pero él no se ve en la final y nadie conoce mejor su cuerpo que uno mismo, así que muy probablemente España juegue el próximo domingo sin su siete. Aragonés ya lo ha dicho al término del encuentro: Villa será baja ante Alemania. La pregunta es quién acompañará al Niño Torres en la delantera ¿Cesc o Güiza?
Pero aunque no salte al campo estará en el césped, al otro lado de la línea de banda, apoyando a los suyos como un aficionado más. Todos tenemos un mérito terrible. El que ha jugado más y el que menos. Somos un grupo y queremos llevarnos la gloria". Ahí quedan las palabras del asturiano, uno más de la piña roja.
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