Este edificio, diseñado por el arquitecto francés Roger Taillibert, no deja indiferente tanto si se le mira de frente, como por la trasera, o incluso desde el cielo. Construido para ser el escenario principal de los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, este estadio tiene un amplio historial de problemas financieros y estructurales. Por todo ello, el Gobierno se ha planteado demolerlo, aunque se estima que la demolición costaría unos 500 millones de dólares, debido a la complejidad de la estructura y su proximidad al tren subterráneo. De momento, se utiliza para conciertos y espectáculos durante los meses no invernales, y continúa siendo el escenario de algunos partidos de los Montreal Alouettes y de la Grey Cup.
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