Desde la barrera todos los toros son mansos

Recientemente José María Aznar y Felipe González  han criticado, cada uno a su manera, la labor del Gobierno en la gestión de la crisis económica en la que España está inmersa.

Desde la barrera todos los toros son mansos.

En el mundo del deporte, resulta muy frecuente encontrarnos en la televisión, en la radio o en la prensa escrita, un buen número de entrenadores en el paro, sin un equipo al que entrenar, que dedican su supuesta sapiencia (la misma que en ocasiones no les alcanza para ocupar un banquillo), a analizar, valorar o criticar la labor de sus colegas, que sí están desempeñando con mayor o menor fortuna, un trabajo al que ellos sin embargo, por las razones que fuere, no han podido optar.

Y tenemos también entrenadores retirados, al igual que árbitros también jubilados, que realizan las mismas funciones de comentaristas o contertulios, con especial agravante en el caso de algunos de esos mismos colegiados que en su época activa, sentaron cátedra por sus innumerables despropósitos perpetrados.

Viene todo esto, porque tal y como ocurre en el deporte, también en la política, y utilizando un símil taurino, desde la barrera todos los toros son mansos. De este modo, hemos podido ver en los últimos tiempos, por citar dos casos muy concretos, cómo dos ex presidentes del gobierno, han criticado y opinado en consecuencia, sobre la labor del actual ejecutivo socialista a la hora de afrontar la crisis económica.

Así, el que fuera líder del PP, José María Aznar, presentó muy recientemente su libro España puede salir de la crisis, libro que como su nombre indica, quiere transmitir un mensaje de optimismo, aunque por supuesto, ligado a un cambio en el gobierno. Aznar no escatima por ello en críticas a José Luis Rodríguez Zapatero, al que acusa directamente de ser el responsable de haber recogido a la España más próspera de su historia y por el contrario, estar en disposición de ser el presidente que deje al país con el mayor número de parados que jamás haya conocido.

Que Aznar critique y culpe a Zapatero de todos los males parece hasta lógico. Pero que sea ya Felipe González quien se descolgara también con unas declaraciones en la que afirmaba que “el Gobierno podría hacer más contra la crisis”, no parece ya tan fácil de asimilar, al menos para un buen sector del electorado socialista. Con amigos como estos quién necesita enemigos, pensará seguramente Zapatero.

Lo que nosotros podemos pensar es que cuando estás en medio del ruedo, muleta en mano, los toros son cualquier cosa menos mansos. Y si encima se pretende confiar en la benevolencia de las bestias, como ocurrió con ciertas negociaciones que ahora nos vienen a la mente, lo más sencillo es que te lleves una cornada. El presidente, además de aquella cornada del terrorismo, se ha llevado unas cuantas en diversos frentes abiertos durante sus años de Gobierno, y tal vez debería aprender de todas ellas en lugar de seguir yendo a pecho descubierto, porque en su cuerpo va en juego el destino de toda una nación a la que representa.

A partir de ahí si se me permite, por utilizar otro símil, los de fuera dan tabaco.