Silvio, devorado

Corría el año 1990 cuando Telecinco iniciaba sus emisiones en España con una gala inaugural titulada "Por fin juntos". Un vacuo título para abrir las puertas a un nuevo modelo de televisión inédito hasta el momento en las ondas ibéricas: la televisión espectáculo.

La televisión berlusconiana llegaba a España precedida de éxitos de audiencia en Italia. El modelo televisivo del magnate de los medios de comunicación transalpino fue prácticamente copiado en nuestro país: programas de entretenimiento, concursos, cuerpos de baile femeninos, mucha fiesta... un continuo fin de año a través del tubo catódico llegaba de la mano de la nueva televisión. ¿Quién no recuerda programas como el Vips presentado por Emilio Aragón, "Goles son amores" con Manolo Escobar, o las actuaciones de las "Cacao maravillao"?  Era la primera vez que veíamos a las "velinas" de Silvio en la televisión.

Casi veinte año despues esas mismas velinas vuelven a estar de actualidad. Pero ahora son ellas las que hacen protagonista a Silvio, convertido además en primer ministro italiano. La televisión de Berlusconi importó a España la llamada "telebasura" en la que lo privado se convierte en asunto de dominio público.  Programas testimonio en los que desorientados ciudadanos cuentan sus conflictos personales por un momento de gloria y con los que se logra convertir a la  televisión un catalizador de problemas vitales, espectáculos de jóvenes aspirantes a títulos de miss, o escabrosos programas del corazón que inventan historias y personajes para llenar horas de emisión en los que amantes y examantes narran sus devaneos a cambio de sustanciosas cantidades de dinero.

Berlusconi es ahora el protagonista de esas historias. Las velinas y aspirantes a miss están aprovechando al máximo el modelo televisivo berlusconiano: llenan los programas de televisión con declaraciones, conversaciones grabadas y relatos de las fiestas y orgías sexuales del primer ministro italiano. Y aunque Berlusconi controle el poder mediático y político en Italia la paradoja es que no está en situación de acudir esos programas, como lo haría cualquier amante despechado, y bajar a la arena de las batallas dialécticas que tantos beneficios económicos le han reportado. La privacidad berlusconiana sale a la luz pública. Silvio, el hombre, está  siendo devorado por su propia criatura.