El presidente de Costa Rica invita a Latinoamérica a tomar el camino de los países nórdicos

Medellín (Colombia).-  El presidente costarricense y el Premio Nobel de Paz 1987, Óscar Arias, dijo creer que los países nórdicos son el ejemplo que deben seguir los latinoamericanos para hacer de las suyas unas sociedades más justas e igualitarias.

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(EFE)

El ex presidente del Gobierno español, Felipe González (i), y el presidente de Costa Rica, Oscar Arias (d), participan de la ceremonia de clausura de la XIV Reunión de la Fundación Círculo de Montevideo, en Medellín, Colombia.

Los nórdicos son pequeños, pero en ellos "las oportunidades son para todos" y "todos están convidados a la mesa del pan y la alegría", afirmó hoy Arias en la ciudad colombiana de Medellín, adonde viajó invitado por la Fundación Círculo de Montevideo para disertar acerca de los límites de la democracia.

Arias compartió con su colega de Colombia, Álvaro Uribe, el ex jefe del Gobierno español Felipe González y los ex gobernantes Belisario Betancur (Colombia) y Julio María Sanguinetti (Uruguay), que fundó en 1996 el Círculo de Montevideo como foro de meditación.

Cómo aprovechar la bonanza económica que han traído a la región los precios de las materias primas, en particular las minerales, y los flujos de dinero en mejores condiciones fue el tema que convocó a los jefes y ex jefes de Estado que concurrieron a la XIV Reunión del Círculo de Montevideo, que hoy puso fin a dos días de tareas.

Sanguinetti se felicitó de que la región complete cuatro años consecutivos de un crecimiento sostenido, en una apreciación que fue compartida por los expertos que asistieron a la cita, entre ellos el economista José Antonio Ocampo, ex ministro de Hacienda de su país y ex subsecretario de la ONU para asuntos Económicos y Sociales.

Pero también se inquietó por el destino de esta bonanza en un entorno de alta pobreza, de exclusión social y de aparición de fenómenos políticos, cuyo ejercicio de poder no se corresponde con el origen democrático legítimo que tuvieron.

"Me preocupan las utopías regresivas", reconoció, por su parte, el ex jefe del Gobierno español, al pedir que se renuncie al "idealismo fantasmagórico" que parece asomarse sobre la región.

Algo distinto de los nórdicos, que para Arias son "países que parecen salidos de un cuento de Hans Christian Andersen, y no porque en ellos todo sapo tenga la posibilidad de convertirse en príncipe, sino porque todo ser humano tiene la posibilidad de convertirse en aquello que soñó ser, sin que las puertas se cierren ante sus ojos".

"Para quien ha visitado estos países, venir a Latinoamérica es saltar del cuento a la realidad", apuntó Arias, y dijo que tal vez sea en esta parte del mundo, y no en la nórdica, donde se vive "creyendo en cuentos de fantasía".

Son los latinoamericanos los que creen que la venida, algún día, de un líder o una reforma constitucional traerá la felicidad, que sin pagar impuestos se podrán construir los centros de educación, los hospitales y las obras de infraestructura, o que se puede vivir en democracia sin asumir responsabilidades, se lamentó Arias.

Es un abanico de asuntos o problemas que centra el interés del Círculo de Montevideo, cuyos miembros y socios, "somos un conjunto de gente que está luchando para no resignarnos a la mediocridad" dijo, a su vez, Sanguinetti.

"No tenemos porqué resignarnos a un desarrollo subordinado", afirmó el ex gobernante uruguayo.

Señaló que los países de la región solo alcanzarán el desarrollo pleno cuando estén en capacidad de competir.

Mientras el presidente colombiano dio importancia en su intervención ante el mismo foro a la inversión extranjera.

La bonanza de Colombia es de confianza inversionista, destacó Uribe, que la defendió como uno de los logros de la política de Seguridad Democrática que guía su Gobierno desde 2002, cuando asumió su primer mandato de cuatro años.

Uribe resaltó que avanza en un modelo de Estado que ha implicado la reforma de 415 entidades, la última de estas la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), que puso en venta por primera vez acciones al público, las cuales fueron adquiridas por casi 500.000 personas y unos fondos de pensiones con cerca de seis millones de afiliados.

El camino, no obstante, está por abrirse, pues, según Arias: Es posible que los nórdicos "vivan como en un cuento, pero somos nosotros los que nos creemos el cuento de que esa vida no les ha costado trabajo, esfuerzo y un gran espíritu de solidaridad".