La ciudad amazónica de Trinidad lucha contra las inundaciones de "La Niña"

Trinidad (Bolivia).-  La ciudad de Trinidad, ubicada en la amazonía boliviana, lucha para evitar las inundaciones de La Niña, que amenazan su dique de contención y que ya han provocado que 25.000 personas tengan que dormir en carpas de emergencia.

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(EFE)

El sol radiante que despertó hoy a los casi 90.000 habitantes de Trinidad trajo un poco de calma a la ciudad, tras un día y medio de ininterrumpida tromba de agua, en una zona donde La Niña azota con especial virulencia.

El sol radiante que despertó hoy a los casi 90.000 habitantes de Trinidad trajo un poco de calma a la ciudad, tras un día y medio de ininterrumpida tromba de agua, en una zona donde La Niña azota con especial virulencia.

Trinidad, la capital del departamento boliviano de Beni, es una ciudad de planta rectangular y casas bajas, amurallada por la llamada "circunvalación", un muro que, cada año, ve cómo las lluvias del verano inundan la región y amenazan con derribarlo.

Pero, este 2008, La Niña ha irrumpido con más fuerza que nunca y sus lluvias y las consiguientes riadas han rebasado el dique en diversos puntos, lo que obligará a las autoridades a liberar "un camino" para que el agua pueda correr y evitar así "una tremenda inundación".

En el caso de que la medida no funcione, el Gobierno de Bolivia está preparando un auténtico campo de refugiados, con capacidad para miles de personas, a unos 25 kilómetros del núcleo urbano.

Más allá de la "circunvalación" vive mucha gente, en su mayoría pequeños ganaderos, que sobreviven con el "agua al cuello" desde hace varios días.

Uno de ellos es Eduardo Arce, que vive empapado desde el viernes, cuando se vio obligado a "salir a la carretera" con su familia y sus 14 vacas.

En la pequeña propiedad de Arce, en zona de Los Bibosis, a unos dos kilómetros de la circunvalación, el agua ha alcanzado más de un metro de altura.

"El día 8 fue que empezó", señala Arce, no sin antes preguntar qué día es hoy.

Explica que sacó a su mujer y a su hijo de 9 años "a la carretera" y que desde entonces duermen allí, sin techo ni ayuda de ningún tipo.

"Nadie, nadie", responde este campesino cuando se le pregunta si alguien del Gobierno, la Alcaldía o de la cooperación internacional se ha acercado hasta su familia para prestarle ayuda.

Arce y sus vecinos han conseguido un bote con el que acarrean desde sus casas hasta la carretera en la que ahora viven palos y enseres para montar una "carpa" y no seguir durmiendo al raso, bajo una lluvia que solo paró hoy.

"No te vas a llevar la bicicleta", le ordenó uno de estos benianos a su hijo, de unos cuatro ó cinco años, tras intentar el pequeño, con el agua al cuello, dejar la ropa y salvar su más preciado tesoro.

"Está todo el ganado ahí y entre toditos lo cuidamos", dice este campesino al explicar cómo se han organizado los vecinos, mientras otro lugareño denuncia que este año cree que volverá a pasar como el pasado, cuando "botaron hartos víveres".

El hombre se refiere a que las autoridades locales desperdiciaron la comida que llegó de la cooperación internacional por las inundaciones que provocó en 2007 el fenómeno de El Niño.

A pesar de la situación desesperada que se vive en Trinidad, casi nadie ha perdido el humor y mucho menos la esperanza.