Antonio Piñero, catedrático de filología neotestamentaria de la Universidad Complutense, dijo en 'La mirada crítica' (Telecinco) lo que yo venía temiendo desde que tengo uso de razón: "El infierno existe". "Y no está vacío", confirmó en un tono francamente amenazador. En ese momento sentí un miedo atroz, y apagué la tele buscando el confort espiritual que pudiera proporcionarme la radio. En la emisora de la Conferencia Episcopal (COPE) un señor con voz de comadreja castrada menospreciaba a alguien que no se podía defender. Un grupo de palmeros jaleaba sus insultos. Para no convertirme en su pecaminoso cómplice apagué la radio y volví a la tele. "El castigo eterno es un lugar de condena físico y no sólo espiritual", sentenció el filólogo neotestamentario. El santo padre ya lo había advertido: "el infierno existe y está lleno". Overbooking en el averno. Así las cosas, llegará el día en que los pecadores tendremos que hacer cola. Incluso es posible que terminemos amontonados en los pasillos, como si aquello fuese un hospital público de la Comunidad madrileña.
Jesús Gil
Hasta que llegue el momento de rendir cuentas a Satán, nuestro infierno en la tierra muy bien podría ser 'Hormigas blancas' (Telecinco). Este programa de maledicente nostalgia se muestra en toda su grandeza con personajes como Jesús Gil, fabricados a su miserable medida. Piensen que por la putrefacta hemeroteca de 'Hormigas' (sólo ofrece malas noticias) ha pasado mucha gente que no merecía este trato: Lolita, Bibiana Fernández, Rocío Jurado, Marisol, Antonio Banderas… Y dos que sí lo merecían: Franco y Jesús Gil.
Con la muerte de don Jesús, constructores y alcaldes perdieron un referente. La televisión una estrella. Como político y empresario Gil creó un estilo propio, un modelo que muchos han imitado e imitan, pero que ni siquiera alumnos aventajados, como Julián Muñoz, sueñan con igualar. No le llegan ni a la suela de los zapatos. Como fenómeno mediático, Gil tampoco tuvo rival: marcó una época en la historia de la televisión. Su carisma fue tal que Telecinco jamás ha podido recuperarse del éxito que supuso 'Las noches de tal y tal', programa que en 1991 revolucionó el concepto de espectáculo televisivo ofreciendo una novedad visionaria: un señor al remojo en un jacuzzi decía sandeces rodeado por señoritas en bañador.
Los ideólogos de Telecinco no han tenido desde entonces ninguna idea mejor. No han logrado superar el prestigio de 'Las noches de tal y tal', una novedosa, atractiva, inteligente e imaginativa forma de hacer televisión. Desde ese programa, una leyenda, la cadena vive inmersa en un lucrativo bucle de basura. Esa admiración por el maestro, esa complicidad cultural e ideológica, la han volcado en dos especiales de 'Hormigas blancas', homenaje entrañable que ha reflejado a la perfección la importancia social, cultural y mediática de don Jesús Gil. ¡Daba gusto verlo! Esas imágenes con sus sesudos comentarios, sus peleas callejeras, sus verdades como puños… Y el debate final, a la altura del personaje.
Un programa mefistofélico para destripar al monstruo que ellos mismos crearon, ese orondo y entrañable diablillo. Tenía razón el filólogo neotestamentario: el infierno existe. Lo inventó Gil. Y está en Telecinco.
Vida y destino
Autor: Vasili Grossman.
Editorial: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Que las mil páginas y las críticas sesudas no le echen para atrás: 'Vida y destino' es un libro imprescindible. Y lo es porque, además de describir con precisión el infierno en la Tierra, nos recuerda cuál es el verdadero enemigo de la humanidad. No se trata de la guerra, pese a que el autor sitúa la acción en la batalla de Stalingrado, sino del totalitarismo. La imposición de la autoridad política. La sumisión al poder, ese monstruo que devora las libertades individuales, que destruye las conciencias, que esclaviza, tortura, embrutece y aterroriza. Y que en pleno siglo XXI nos sigue acosando.
Grossman viaja, a través de los totalitarismos nacionalsocialista y estalinista, por la maldad que sacudió las entrañas del siglo XX. Un recorrido desolador que, afortunadamente, hace paradas en el valor, la bondad y la esperanza. "La libertad, esa vieja desconocida del alma rusa", escribe Grossman en esta novela amplia, intensa, total.
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Javier Pérez de Albéniz es El descodificador.Tiene un blog, una parienta, una niña, un perro, dos caballos, un huerto, un libro de Walt Whitman, una Gibson acústica del 78 con las cuerdas nuevas, todos los discos de Mississippi John Hurt, una foto de Kipling junto a otra de Johnny Cash, un mapa del Kala Patar (5.545 m)… Y una tele vieja que se ve como el culo.
No lo pongo en duda, el infierno existe y esta lleno, concretamente 3/4 partes de los seres humanos que pueblan este planeta y ojo no todos son comunistas pero todos son pobres La cope nunca creció tanto como con el psoe, si gana el pp al "JImenez" se le terminan los enemigos +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
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