"Esperamos que con la multa pierdan los beneficios de publicar las mentiras"

MADRID.-  "Kate y Gerry McCann: perdón". Éste es el titular inédito con el que abren sus ediciones impresas dos diarios británicos. El 'Daily Star' y el 'Daily Express' -así como sus ediciones dominicales- han reconocido hoy que los artículos que han publicado en los últimos meses sobre los padres de Madeleine McCann (una niña de 4 años desaparecida el 3 de mayo de 2007 en el Algarve portugués) eran difamatorios y no estaban basados en ninguna prueba.

Corrección en primera plana.

Los dos periódicos, de tirada nacional, admiten haber publicado una serie de artículos que sugerían que el matrimonio McCann era el responsable de la muerte de su hija desaparecida y después habían ocultado el cadáver. Su rectificación incluye, además, una compensación económica que irá destinada a la Fundación Madeleine, que ayuda a costear las labores de búsqueda de la pequeña. El grupo Express -propiedad de Richard Desmond-, al que pertenecen ambos diarios, abonará un total de 550.000 libras (704.000 euros), según han confirmado a soitu.es los abogados de la familia.

Los abogados del matrimonio reclamaron al grupo Express hace unas semanas por más de 100 artículos. El rotativo británico The Guardian destaca que, ante las amenazas del bufete Carter Ruck de emprender acciones legales, los periódicos de Desmond optaron por rectificar -se especulaba que en caso de demanda la cifra exigida podría haber rondado los cuatro millones de libras-. Hoy ya ni siquiera se pueden buscar artículos relacionados con Madeleine en las páginas web de los dos periódicos.

Éxito editorial

Tal y como explica Isabel Hudson, de Carter Ruck, es "sumamente inusual" que un periódico publique una rectificación a ese tamaño y en portada. Hudson menciona el caso de Elton John, que se ganó una portada de disculpa en los 80, y Roy Greenslade añade en su blog del Guardian otra para la reina de Inglaterra por dar la dirección de su destino navideño.

En el caso de los McCann, fue el propio bufete quien solicitó la portada, porque querían que la disculpa se publicara con la misma importancia con que se habían difundido las difamaciones. El grupo Express no puso muchas objeciones. Quizá porque esperan sacar buena rentabilidad a la disculpa. Hudson comenta que desde los periódicos les han confirmado que sus tiradas aumentaban en 70.000 ejemplares cada vez que "McCann" o "Madeleine" figuraba en la portada, así que no le extrañaría que hayan apostado por una disculpa ostentosa para aumentar las ventas. Al fin y al cabo, es prensa amarilla.

"550.000 libras es mucho dinero, así que esperamos que con eso pierdan todos los beneficios que hayan podido obtener publicando las mentiras", explica Hudson. No obstante, es consciente de que podrían haber conseguido mucho más yendo a los tribunales. Pero, siguiendo los cauces legales, se pusieron en contacto con los medios, y como estos aceptaron rectificar no fue necesario interponer una denuncia.

El papel que adopte el grupo Express de ahora en adelante dependerá de ellos, relata Hudson, aunque esperan que no volverán a repetir las difamaciones. Además, a la familia le gustaría poder seguir contando con estos medios para publicar las noticias que sí sean ciertas y relevantes sobre su hija, que todavía continúa desaparecida.

Sin embargo, quizá el grupo Express lideró la calumnia en Reino Unido, pero fueron muchos los medios extranjeros que, con mayor o menos intensidad, apuntaron a los McCann como asesinos. De hecho, el matrimonio tiene también una queja interpuesta en Portugal.

Quien esté libre de culpa...

En España las correcciones en las portadas de los diarios no son frecuentes -pese a que, evidentemente, nuestros periódicos no cometen menos errores que los del resto del mundo-. Una de las más famosas la protagonizó el diario El País, bajo la firma de José Antonio Martínez Soler. A principios de los años 80, Martínez Soler era el redactor jefe de economía del periódico y una fuente le informó de que se acababa el plazo para que el gobierno vasco emitiera unos bonos de deuda pública y no habían conseguido vender todos los bonos.

Al día siguiente, El País destacaba en portada a dos columnas que el gobierno de Euskadi no ofrecía suficiente confianza como para atraer inversores. Esa misma mañana, la fuente de Martínez Soler consiguió hablar con él para explicarle que le habían dado un mes más al gobierno vasco para vender esos bonos. Aunque sus jefes eran partidarios de publicar una fe de erratas, el periodista consiguió convencerles de que destacaran la corrección con las mismas dimensiones en que habían difundido el error. Un día más tarde el propio lehendakari, Carlos Garaicoetxea, llamó a Martínez Soler, para felicitarle, sorprendido de que El País reconociera un error.

Portadas del 11 y 12 de marzo, respectivamente.

Desde entonces, Martínez Soler defiende con todas sus fuerzas que corregir da prestigio al medio y al periodista, y mantiene su credibilidad. Sin embargo, no es fácil convencer a los medios de que rectifiquen. A Juan Carlos Talavera le costó años. Es uno de los pocos abogados que ha conseguido llevar a declarar a Pedro J. Ramírez, director del diario El Mundo. Le hizo una sola pregunta: "¿Es usted el director del diario El Mundo?" "Sí" "No hay más preguntas". Parece estúpido, pero Talavera tenía que demostrar que Ramírez ocupaba el cargo que se le atribuía, pues estaba denunciando a su periódico por lesionar los derechos fundamentales de un inmigrante. Habían utilizado una foto para ilustrar un tema sobre inmigración, y el pie de foto indicaba que el hombre y el niño que aparecían en la imagen eran ilegales. El hombre en cuestión llevaba años en España, ya con todos los papeles en regla. El niño, había nacido aquí.

El caso ocurrió en el 93 y Talavera y su cliente fueron ganando sucesivamente, pero los abogados del periódico recurrían una y otra vez. Tribunal de Primera Instancia, Audiencia Provincial de Madrid, Tribunal Superior de Justicia, Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional. Los abogados de El Mundo apelaron todo lo apelable, hasta que al final tuvieron que pagar y rectificar. "Intentaron ganarnos por agotamiento", comenta Talavera. Según dice el abogado, es la estrategia habitual. Tienen un aparato jurídico de defensa ya pagado, lo utilicen o no, así que optan por utilizarlo.

Los medios nuevos tampoco están libres de culpa. El 12 de marzo, Ernesto Ekaizer, editor ejecutivo de Público, entonaba un 'mea culpa' con el perdón correspondiente. Había anunciado, a todo trapo, que Rajoy decidió irse. El mismo día en que los lectores encontraron la rotunda afirmación, Rajoy anunciaba no sólo su propósito de quedarse, sino incluso de presentarse a la reelección como candidato del Partido Popular. Al día siguiente, Ekaizer explicaba que el error no había sido "fruto de filtración interesada o manipulación alguna", sino de un examen erróneo de las impresiones de sus fuentes.

¿Cuándo toca rectificar en España?

Tal y como explica Talavera, licenciado por la Universidad Complutense, en España te puedes encontrar con tres casos que obliguen a corregir a un medio de comunicación. El primero es el derecho de rectificación, que establece que cualquier persona que se vea perjudicada por una información que no sea cierta tiene un plazo de siete días desde que se difunde la noticia para exigir al medio que publique una corrección. Si el medio se niega a publicarlo, el afectado puede recurrir a los tribunales.

Éste no era el caso de Talavera. Él y su cliente interpusieron una demanda por lesión del derecho al honor, a la propia imagen y a la intimidad personal y familiar. Derechos fundamentales. En estos casos se establece una indemnización y, si la acusación la pide, una rectificación.

El último caso, el de los McCann, es por difamación. Puede ser bien por injuria -un insulto, por ejemplo-, bien por calumnia -acusar falsamente de un delito-. Cualquiera de los dos se consideran delitos en sí mismos y por tanto el afectado puede reclamarlos por la vía penal o la civil. La diferencia básica es que por la primera opción se pide una condena contra el responsable -que, salvo reiteraciones sucesivas, no conlleva prisión, sino multa-, además de la indemnización y corrección de turno.