'Málaga mártir'

MÁLAGA.-  Preguntarse por qué el cine español es tan intenso es entrar en el terreno de la tautología. Intensa España. El gesto adusto, la navaja en la liga y la navaja fuera del estadio. El laconismo militar de nuestro estilo. Lo demás es folclore.

Jesús Domínguez (EFE)

Alberto San Juan, durante la presentación de la película

El español es un tipo que se toma su vida jodidamente en serio. Que uno se tome su vida jodidamente en serio es normal. La vida es lo único que uno va teniendo. Pero es que el español pretende que se la tomen en serio los demás. La vida: eso que dura tan poquito. Si existe Dios, Dios es la circunstancia que permite que el español pregunte por lo suyo. Un funcionario, Dios, del que se queja el español porque no está en la ventanilla cuando él llega. En esto se resume la tragedia humana: Dios no estaba. No estaba para mí. La versión española del nietzscheano "¿Cómo podría yo no serlo?" ¿Ser yo Dios y tener que hacer algo, en vez de reclamar? ¡Quita, por Dios! El pobre aristotélico que decide no quejarse sino ponerse a remediar su situación no es pobre ya, incluso cuando no lo consigue. En la cultura del verlo todo negro, la circunstancia exime del esfuerzo.

De sonrisas, las justas. Quitemos las comedias: '8 citas' –de la que son las dos primeras excelentes- y quitemos las propuestas "de género": 'Los cronocrímenes', '3 días', Fresnadillo y López Lavigne ('Proyecto 2', ni mencionarlo) y lo mejor son quejas: 'Gente de mala calidad', 'Pretextos', etc. Aparte Los Morancos, el 'Hola' y el felizmente fenecido 'Tomate', eso es lo que funciona. Francamente, no sé de qué me quejo.

*Federico Volpini es uno de nuestros críticos de cine.