A huevazo limpio contra el presidente de Microsoft

Ser un todopoderoso en el sector capital de las nuevas tecnologías es lo que tiene. Uno se gana muchos amigos y compañeros de viaje, pero también enemigos por doquier. El presidente de Microsoft, la mayor compañía de software del mundo, tuvo que esquivar los tres huevos que le lanzó un estudiante húngaro durante una conferencia en la Universidad de Budapest. El vídeo se está convirtiendo en un auténtico éxito en Youtube.

Al parecer, el supuesto contrato multimillonario firmado por la compañía estadounidense con el Gobierno húngaro para suministrar software y tecnología a los informáticos locales no ha sido del agrado de joven estudiante que decidió interrumpir la conferencia que estaba impartiendo Steve Ballmer en la Universidad búlgara de Corvinus. "¡Hey, tú!" le espeta el enojado universitario, quien a continuación acusa a la compañía de "robar al pueblo húngaro" y reclama que sea devuelto todo ese dinero "ahora mismo".

A continuación, trata de atinar en el blanco, con el lanzamiento de tres huevos, que Ballmer esquiva parapetado tras una mesa, mientras que ninguno de los demás asistentes hace ademán de sumarse a la protesta o evitar que el incidente vaya a más. Finalmente, agotada la 'munición', el estudiante decide abandonar el auditorio, no sin antes mostrar su camiseta blanca en la que se podía leer 'Microsoft=corrupción', lo que sí provocó alguna carcajada del público.

Ya sin su atacante cerca, Ballmer trata de salir de aliviar tensión con la broma "es una interrupción amistosa... que rompió mi tren de pensamiento". Aunque su cara no podía disimular el mal rato pasado. El vídeo, colgado el pasado 19 de mayo ya supera las 230.000 visitas [a primera hora del 21 de mayo] en el portal Youtube. Y todo parece indicar que se convertirá en un nuevo éxito.

Esta no es la primera vez que el presidente de Microsoft protagoniza un espectáculo, inmediatamente convertido en éxito por blogueros e internautas. Todavía se recuerda su espectacular aparición en un acto de la compañía en 2001, eufórico, exaltado y casi cardíaco, dando saltos y bailando, en lo que ya se ha bautizado como "la danza del mono", Ballmer confesó su "amor" por la empresa que él preside. No era para menos.