¿Qué lleva Katie Holmes en su neceser?

No siempre un buen logotipo hace que la empresa sea buena. Galerías Preciados tuvo, en sus últimos años, uno firmado por el maestro Vignelli, la 'G' girada. Una obra maestra que no salvó a la cadena de grandes almacenes de la quiebra. Otros, como el de Vueling.com, cuya imagen rompedora, joven y atractiva te hace soñar que viajar en 'low cost', son otra cosa. El diseño importa (aunque el contenido también).

Pero un ejemplo que me viene al pelo (nunca mejor dicho, tienen champús -aunque yo uso pocos-) para ilustrar mi reflexión de hoy, sería el de 'Malin + Goetz'. Una marca sinónimo de producto perfecto, aspecto amable... y un brillante espacio de venta (y mi corazón, que no para de latir cada vez que oigo este nombre) que se ha hecho un hueco mediático y fieles seguidores entre los famosos (McDowell, Alba, Holmes, Burton, Olsen, Banks...) con un buen diseño.

¿Y qué ofrecen? El set perfecto para que tu baño parezca importante. Pasando de obras, de redecorar, e incluso de cambiar lo que tienes. Simplemente vacía tus estanterías, rellénalas con estas sutilezas y no te va a hacer falta nada más...

Bueno, sí, supongo que el contenido también es importante. ¿Y qué contienen? Pues, despojando a la marca de toda su maquinaria de marketing, y, teniendo en cuenta que no estoy en su nómina, me puedo permitir el lujo de ser un poco sincero: potingues (de los buenos). Pero, ¿qué es lo que hace que un potingue se venda en las tiendas más 'in' del planeta y sea codiciado por los más fashion, los más hip y demás miembros de las tribus urbanas más hedonistas de las grandes capitales? Su imagen.

Envases estándar, básicos, bien decorados con una gráfica que abusa de la helvética -y sólo de ella- y que incorpora las instrucciones de uso como parte de su estudiada estética. Y el color: uno para cada parte del cuerpo.

Dos jóvenes, uno proveniente del mundo de la cosmética y el otro del mundo del diseño (desde el lado empresarial), decidieron combinar su experiencia personal y profesional, lanzarse al ruedo y crear un "negocio familiar con alma", así lo define Mathew Malin, el 50% de este proyecto. Digo yo que la idea de forrarse un poco también les atraería ¿no? Pero además, estas dos joyitas han sabido rodearse de buenos amigos que han colaborado en su proyecto como Craig Konyk, que ha diseñado su espacio de Nueva York, como si de un "moderno boticario" se tratase, (esta es la idea que impregna la filosofía de la empresa) con un toque urbano y clínico. Es el prototipo de tienda del futuro: una caja blanca insertada dentro de un gran espacio industrial que podría ser clonada para cualquier tipo de tienda y en cualquier ciudad. En su trastienda (que hace las veces de cuartel general o sede mundial), cuando se cierran las puertas al público, organizan cenas (sus conocidas "dinner parties").

Pero volvamos al principio. La fascinación que producen sus envases hace que a veces me olvide de que, dentro, guardan unos preparados para pieles de todo tipo (especialmente las más sensibles) que van desde cremas hasta geles o champús. Hoy, sus productos se extienden a las velas (si tienes ocasión, no dejes de probar la de cannabis), pastillas de jabón, etc. Aunque su joya más codiciada son sus sets de viaje. Un estuche transparente -es importante que deje ver el contenido- encierra 6 piezas con el tamaño justo para que los gorilas de los aeropuertos te dejen en paz y, sobre todo, con una estética que parece provocarte para que lo saques y lo enseñes orgullosamente (siempre hay alguien que mira de reojo el interior de tu maleta).

Pie de blog: No dejes de ver su vídeo en la web, además de tener una imagen de la tienda podrás disfrutar de un corto divertido (aunque un poco ñoño).