Tokio y Pekín cierran su larga disputa sobre las reservas marinas de gas

Tokio.-  Japón y China alcanzaron hoy un acuerdo para la explotación conjunta de ricos yacimientos marinos de gas que pone fin a cuatro años de disputas, aunque persisten sus discrepancias sobre los límites territoriales marítimos.

Según anunció hoy el Gobierno japonés, Tokio podrá invertir en la prospección de dos reservas de gas y petróleo del Mar de China Oriental, incluida una que ya era operada unilateralmente por Pekín, y reclamar los beneficios proporcionales que se deriven.

En Pekín, la portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Jiang Yu, confirmaba el esperado acuerdo exactamente a la misma hora que en Japón lo hacían los ministros de Exteriores, Masahiko Komura, y de Comercio, Akira Amari, durante una rueda de prensa.

"Este acuerdo será el primer paso hacia un consenso entre los dos países para hacer del Mar de China Oriental un mar de cooperación pacífica y amistad", dijo Komura.

El acuerdo es definitivo, según el Ejecutivo nipón, aunque faltan por negociar los detalles y plasmarlo en un tratado, que constituirá un nuevo símbolo de la mejora de relaciones entre dos gigantes asiáticos tradicionalmente enemigos.

La disputa entre China y Japón, ambos importadores de energía, se ha debido a que en la zona donde se encuentran los yacimientos de gas del Mar de China Oriental se solapan las aguas territoriales de ambos países porque la demarcación fronteriza no está resuelta.

Los desacuerdos sobre la divisoria marítima y sobre las zonas económicas exclusivas de ambos países siguen presentes pese al acuerdo alcanzado hoy, pues China no reconoce la línea media trazada por Japón y afirma que sus límites van más allá y se acercan al archipiélago nipón de Okinawa.

China reclama sus derechos sobre recursos naturales que se encuentran en su plataforma continental pero que, según Japón, están dentro de lo que considera la zona económica exclusiva nipona, muy cerca de aguas territoriales japonesas.

En este sentido, Japón calificó hoy el acuerdo alcanzado como "político", tras precisar que mantiene los límites de su línea fronteriza en esas disputadas aguas.

Pero la realidad es que ambos países han decidido dejar a un lado esa disputa bilateral, la más seria que persiste en esta época de buenas relaciones, para apostar por "el desarrollo conjunto de áreas ricas en reservas de gas", según el primer ministro nipón, Yasuo Fukuda, citado por Kyodo.

Fukuda señaló además esta semana que era preciso apostar por una solución "realista".

China y Japón han decidido que empresas niponas podrán invertir en la reserva de Chunxiao (Shirakaba en Japón), que Pekín comenzó a operar en 2004, creando las primeras tensiones con su eterno rival, aunque está por determinar el porcentaje de beneficios que podrán obtener.

La explotación conjunta abarcará también el desarrollo del yacimiento Longjing (Asunaro), en proporción de 50 y 50 por ciento para los dos países, mientras seguirán las negociaciones sobre otros posibles proyectos conjuntos, según los términos acordados.

El anuncio de este acuerdo entre Japón y China, que se ha hecho esperar, ha provocado mucho sudor y lágrimas a ambos gobiernos, que desde 2004 han celebrado varias rondas de conversaciones para resolver el contencioso.

Hace dos años, Japón rechazó la oferta china de explotar conjuntamente los yacimientos de Chunxiao y Longjing, después de que en 2005 la tensión llegó al punto de que fueron enviados navíos de guerra y aviones de espionaje a la zona, sin llegar a mayores.

Japón llevaba meses deseando poder anunciar un acuerdo sobre los yacimientos de gas del Mar de China Oriental, que no llegó a tiempo de la histórica visita a Tokio en mayo del presidente chino, Hu Jintao, que evidenció la mejora de las relaciones bilaterales entre dos países tradicionalmente enemigos.