Como un huracán

TVE ha anunciado, como nueva muestra de la profunda remodelación y modernización que está llevando a cabo, que tiene previsto reducir de forma importante la publicidad en su programación. Deberíamos considerar, por tanto, como prueba palpable de tan buenas intenciones la interrupción de la retransmisión de la segunda canción que Neil Young interpretaba en Rock in Rio, concierto que La 1 retransmitió en directo, con un anuncio de champú anticaspa. Nada mejor que una publicidad sobre la eliminación de esas desagradables costras de piel muerta, restos de cuero cabelludo asolado por el hongo Pityrosporum ovale, para reflejar las intenciones progresistas de nuestra televisión pública, ajena por completo a uno de los momentos más importantes, a nivel cultural y emotivo, de los últimos tiempos: el grandioso concierto ofrecido por el autor de 'Like a Hurricane', que se ha recuperado como un coloso de un aneurisma cerebral, en el multitudinario festival celebrado en Arganda.

(EFE)

Neil Young, en el Rock in Rio

Young tiene un don: hacer buena música. TVE tiene otro: convertir en mierda todo lo que toca. Sólo una explicación tan peregrina puede justificar una retransmisión indigna de una cadena pública del nivel y la solvencia que se le suponen a TVE. No sólo por la realización, lamentable por acelerada, por abusar de los cambios de plano (para lucimiento del realizador) y de los tiros largos de cámara (en los que había que buscar a Young con lupa): puede que TVE simplemente recibiera la señal. Lo peor fue el despropósito de los cortes publicitarios, sin criterio, y la elección de los presentadores, auténticos gañanes. Vayamos por partes.

Como hemos visto antes, cortaron la segunda canción de Neil Young para emitir el anuncio de un champú anticaspa que promociona el futbolista Kiko. Algo intolerable, injustificable, impresentable, que habla por sí sólo de la sensibilidad de la televisión pública para con la música, la cultura, el arte o como quieran ustedes llamar a esa maravilla que viene haciendo Neil Young desde hace 40 años. A partir de ese momento negro, los bloques de publicidad, de casi diez minutos de duración, se sucedían cuando Young terminaba un tema… Cuando conectaban otra vez con el escenario, Young ya cantaba, o acababa, el siguiente tema. O puede que otro, quién sabe lo que puede suceder en diez minutos.

TVE no solo destruyó el concierto con una retransmisión torpe, incompetente e insultante, sino que la puso en manos de unos comentaristas indocumentados que, si existe la justicia televisiva, jamás deberían volver a ponerse delante de un micrófono de la televisión pública. Un grupo de analfabetos musicales que se limitaron a repetir tópicos, leer datos de Wikipedia e interrumpir los comienzos y finales de las canciones con obviedades. Reproduzco algunas de sus frases para que admiren el nivel intelectual de estos personajes…

"Neil Young, el hombre que nunca se ha peinado".
"Viene desde Toronto… torontontero".
"Yo de esto no entiendo mucho…."
"Es un hombre como que permanece, que nació viejo".
"Su mujer le acompaña siempre… ¡porque no se fía!"
"Disfrutad los que os guste Neil Young, porque es culturilla, pero yo prefiero la carpa de electrónica".

Leo en 'Público' que las audiencias de los conciertos Rock in Rio en TVE han sido bajas, decepcionantes. Normal. Si amas a Neil Young, su música, tienes que sentirte ofendido por el desprecio con que ha sido tratado por nuestra televisión pública. Incapaces de gestionar un concierto que debería haber sido histórico, lo arrasaron, pasando sobre él como un huracán de incompetencia para convertirlo en una ruinosa pantomima, en un cúmulo de errores y torpezas. En televisión destruida, decrépita, sin esperanza.

Un motivo para no ver la televisión

El vuelo del ángel
Autor: Michael Connelly.
Editorial: Ediciones B.

Éste no es el último título del escritor de Filadelfia. Se editó hace casi diez años, cuando Los Ángeles era una ciudad que aún recordaba las revueltas raciales, la violencia callejera y las dudas sobre la integridad del sistema policial. Hoy sigue siendo escalofriante .

Cuenta una historia de corrupción en la policía de Los Ángeles, de miedos irrecuperables y de pocas esperanzas, de secretos y verdades oficiales, siempre con el ya legendario detective Harry Bosch como protagonista. Y lo cuenta muy bien. De la única manera en que Michael Connelly, ex periodista, sabe hacerlo. La contraportada habla de "novela policíaca existencialista". Yo no iría tan lejos, y lo dejaría en "novela policíaca imprescindible". Por la trama, sin fisuras, los personajes, inolvidables, y el estilo, tan sobrio como efectivo. ¿El mejor libro de Connelly?