¡Sube la patata y yo con estos pelos!

Sí, por las nubes planean las condenadas patatas y lo que es peor, no hay hijo de vecino que pueda vivir sin ellas (como la cancioncilla del «escochbrite»). ¿Cómo se sustituyen? Esta misma mañana la hermosa Sofía me planteó el reto y me quedé tieso, como un choto en el matadero. ¿Y que le digo yo a esta hembra de Dios?, pensé. Casi doce horas más tarde continúo con la misma cara de conejo, seco como un pellejo y sin respuesta.

Gaelx (Flickr)

Pues eso

¿Cómo se iguala un puré de patata sin patata? ¿Qué echo en una sartén de hierro para cuajar algo que mejore una tortilla de patata? ¿Cómo le cuento a un chorizo riojano que nadará sin ellas a su vera? ¿Y a un par de huevos fritos? ¿Qué les digo? ¿Y un pulpo «a feira»? ¿Dónde se acomoda? Las patatas a la importancia, sin patata, se quedan en «importancia», ná más. Las patatas rellenas de carne picada cambian de nacionalidad y se vuelven «Boloñesa» de campeonato, sí, pero huérfanas de madre y padre. ¿Y a un pescado con patatas en salsa verde? ¿Quién es el guapo que le dice algo a una cabeza de merluza o a unas puntas de mero? ¿Cómo le niego a un bonito descanso eterno en marmitako?

Et in arcadia ego

El mocordo toma tintes de tragicomedia y acabará como el rosario de la aurora, tan sólo si hacemos caso a los que pretenden jodernos la marrana desde las butacas de los telediarios, las ondas radiofónicas o las primeras páginas de los diarios. Efectivamente, la vida está chunga, que diría Paco «El Renca». Ya lo sabemos, demonios. Y todos nos damos cuenta de la jiñada cuando nos da el ataque a pie de buzón, repasando los resguardos del banco.

¿Es necesario que nos bombardeen y nos recuerden todos los días lo jodido qué es vivir? ¿Quién es responsable de este tormento insufrible? ¿Pedrojota? ¿La Banca Ambrosiana? ¿Biligates? ¿La Pajín y la Bibiana? ¿La cabra de La Legión? ¿El manifiesto del Savater? ¿El castellano amenazado?

Me cago en la corona circular (que dicen en La Rioja)

Glotonia propone una solución, eficaz a más no poder (no podía ser de otro modo). Jama las mismas patatas de siempre, hermano. Y que la mesa del forense nos pille bien bebidos, mejor follados y con un buen caldero de patata y unto de cerdo adosado a la tripa del cagalar.

¡Carajo de la vela!

AMEN