Tensa espera en Tacna en el segundo día de Estado de Emergencia

Tacna (Perú).-  La ciudad de Tacna, en el extremo sur de Perú, vivía hoy en una tensa calma su segunda jornada desde que el gobierno declaró el Estado de Emergencia en toda la región, horas antes del entierro de las dos víctimas de los últimos disturbios.

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(EFE)

Un tanque del Ejército transita por el barrio Ciudad Nueva de Tacna (Perú), donde se cumple el tercer día del estado de emergencia, decretado por el Gobierno tras los violentos sucesos ocurridos este, 4 de noviembre, en esa región.

El miércoles por la noche se reprodujeron los altercados en los "conos" o barrios periféricos de la ciudad, que han llevado al hospital Hipólito Unanue a dos jóvenes de 18 y 20 años con heridas por arma de fuego, dijo hoy a Efe el director del centro, Jaime Miranda.

A primeras horas de la mañana aún eran visibles varias columnas de denso humo negro, producto de las barricadas incendiadas en los barrios del Cono Sur, pero a lo largo del día la situación se fue tranquilizando, dentro de la excepcionalidad.

Tacna, con sus autoridades regionales al frente, lleva ocho días levantada en un paro cívico en protesta por la aprobación en el Congreso de una ley que modifica la distribución del "canon minero", la parte que las regiones reciben del Estado por las rentas obtenidas por la explotación de los recursos mineros.

En estos ocho días se han producido diversas movilizaciones en la ciudad que han degenerado en muchos casos en saqueos y ataques a edificios públicos, lo que llevó al gobierno a decretar el Estado de Emergencia en la región durante 30 días a partir del 5 de noviembre.

Los disturbios se han saldado con la muerte de dos personas desde el martes, un joven por herida de bala y un bebé de cinco meses por presunta inhalación de gases lacrimógenos, que se suma al fallecimiento de un funcionario el sábado pasado por arma de fuego.

Además, se han registrado 50 heridos -12 aún hospitalizadas-, de las que 16 lo fueron por arma de fuego, según fuentes médicas. El joven que el martes recibió un balazo en el cráneo sigue en pronóstico reservado y su situación empeora, añadieron.

Solo 39 personas permanecen detenidas hasta el momento y han sido puestas a disposición del juez, según fuentes de la fiscalía de Tacna, que aclararon que en todos los casos cuentan con la debida asistencia letrada.

El Ejército, en cuyas manos se ha puesto el orden público, no ha sido bien recibido: "nos arrojan piedras y nos dicen improperios allá donde vamos, pese a que vamos a llevarles orden", se quejó hoy en rueda de prensa el general Carlos Farach, comandante del Tercer Batallón de Caballería.

Farach, máximo responsable de la seguridad en Tacna, aseguró que están patrullando la ciudad día y noche en estas últimas 48 horas, pero su presencia es muy discreta -sólo son visibles en el aeropuerto y en algún punto de la periferia- y no están aplicando a rajatabla las limitaciones a las libertades que impone el Estado de Emergencia.

Por ejemplo, nadie impidió que se desarrollasen dos "cacerolazos" con cientos de mujeres congregadas en las calles en varios puntos de la ciudad y haciendo oír su descontento.

"Que nos devuelvan lo que nos corresponde", decía una, sin saber concretar muy bien su pedido; "Agua sí, minas no", decía otra, en alusión a la reivindicación que toma más fuerza conforme pasan los días: que se devuelvan o se compense a Tacna por los miles de litros de agua utilizados para el tratamiento de los minerales.

Ese agua se vuelve inservible por la contaminación.

En este octavo día de paro y segundo de estado de emergencia, la normalidad tarda en volver a la ciudad: en el centro, algunos comercios abren tímidamente, con las puertas entornadas, y los pocos bancos abiertos tienen filas interminables de clientes esperando hacer uso de los cajeros.

Pero en la barriada popular de Gregorio Albarracín, epicentro de las protestas de los últimos días, todo está cerrado a cal y canto, los cascotes invaden las calles, la basura acumulada apesta el aire y no hay taxista que se atreva a adentrarse en sus calles.

Aquí cayó el pasado lunes Ronald Gamarra, de 38 años, aparentemente por una bala perdida, y sus funerales se celebrarán hoy en medio del temor a nuevos desbordamientos.