El encanto de Michelle Williams(burg)

La chica rebelde de Dawson crece, Michelle Williams, la que todos consideraban un poco pilingui porque venía de Nueva York y no era virgen, resulta que hoy es el mejor reclamo turístico de Brooklyn. Ahora que Manhattan está pasadilla de moda, lo must de lo must está al otro lado del puente. Y esta menuda y discreta actriz se postula como embajadora de ese estilo bohemio y vintage que representa ese barrio que espanta a las más pijas del Upper East Side Neoyorquino.

La verdad es que ha cambiado mucho desde sus tiempos de Dawson, y a mejor. Su depilación de cejas y la cara de pan han desaparecido para dejar a una refinada Michelle infinitamente más elegante pero también alternativa. A sus casi 29 años, tiene una imagen muy definida y personal que, además, no parece fruto del trabajo de una estilista típica de Hollywood. Para empezar, vive en Brooklyn, la zona de moda de Nueva York donde se aglomeran desde hace un tiempo los modernos alrededor de nuevas bandas indies, salas de conciertos, tiendas de segunda mano y jóvenes diseñadores.

Después de Dawson Creek, Michelle volvió a la palestra como novia del fallecido Heath Ledger, con quien tuvo una hija, Matilda. Con él ya se mudó a Brooklyn, donde mantiene su residencia pero con un nuevo novio no menos cool. Y es que su nueva pareja es Spike Jonze, ex a su vez de Sofia Coppola. Se ve que al director le gustan las chicas sencillas y algo afectadas, aunque la languidez de Michelle es mucho menos pesada que la de Sofia. Con él ha formado ahora una nueva familia que exhibe su amor y su estilo por el Brooklyn profundo cada dos por tres.

Michelle se empieza a postular como nuevo icono de estilo, ya decimos, por su autenticidad. No parece que se deje llevar por las típicas tendencias de celebrity (no como su ex compañera de rodaje, Katie Holmes, trend victim a más no poder) sino que intenta mantener su personalidad hasta en las alfombras rojas. Las estilistas respetan su look en los editoriales, como en éste de Vogue. Ella es bastante etérea y hace gala de un aire vintage natural de lo más aparente. Salvo algún momento de cutrerío, Michelle siempre acierta a la hora de vestir. Además, es de esas que han renunciado al maquillaje visible a favor del look nude, así como a los accesorios llamativos. En Michelle, menos es más... ¡y funciona! Porque sin su estilo personal, otras sólo conseguirían parecer como recién levantadas con tanta falta de aderezo.

Su delicioso vestido amarillo para acompañar a Heath en su primera nominación a los Oscars, muy años 50, es todo un clásico.Casi siempre lleva la misma imagen, aunque ha podido emular a Mia Farrow en alguna ocasión, lo suyo es el estilo más bien juvenil. Poco maquillaje, un toque un poco indie, nunca abusar de los tacones y algún accesorio de tendencia como unas Wayfarer: un sex appeal que radica en intentar no parecer obviamente sexy. De hecho, pocas fotos abiertamente sensuales se pueden encontrar de la actriz en google.

Delicada y jovial su deporte preferido es correr detrás de su hija, por su puesto, por las calles de Brooklyn. No hay fotos de ella saliendo de Chanel, de Nobu (el restaurante japonés de las celebrities en Nueva York y Los Angeles) o de discotecas de moda. Su existencia tranquila y normal, algo impensable en el mundo del celuloide, ha repercutido definitivamente en su estilo tan especial. Increíble pero cierto: lo difícil de conseguir en Hollywood es una elegancia normal como la de Michelle.