Montilla se desahoga dando leña al PP, que nutre y aprovecha "la catalanofobia"

"He venido a hablar de valores", ha afirmado el presidente de la Generalitat al poco de comenzar su intervención. Ha sido el último gran desayuno político-económico antes de las vacaciones. Y Montilla ha comenzado por "pedir disculpas por el exceso de ruido" montado con la financiación autonómica. A partir de ahí, el responsable del tripartito catalán se ha desahogado, en una especie de terapia de grupo desacostumbrada en los políticos, y más en un tipo seco y poco hablador como es el ex ministro de Industria, que ha confesado sentirse "dolido" con quienes "fomentan la catalanofobia", en alusión directa al Partido Popular, porque eso sí que es ir contra "la unidad de España".

(EFE)

Montilla se ha mostrado más hablador de lo habitual.

Ha sido el desayuno despedida antes de la fuga veraniega del Madrid político y económico. El protagonista, José Montilla (54 años), presidente de la Generalitat de Cataluña. Pasaban de las nueve de la mañana en el Hotel Ritz, cuando han terminado de entrar todos los miembros del Gobierno Zapatero que han arropado al president catalán durante el desayuno organizado por Fórum Europa.

Desde los vicepresidentes Elena Salgado y Manuel Chaves, pasando por los ministros Corbacho (Trabajo) Garmendia (Ciencia e Innovación), José Antonio Alonso, responsable del Grupo Parlamentario Socialista, además de varios diputados del PSOE, junto a un nutrido grupo de catalanes desplazados desde Barcelona o afincados en Madrid, y algunos representantes del mundo económico. Juan Ramón Quintás, presidente de la CECA, Javier Gómez Navarro, de las Cámaras de Comercio, o Pedro López Jiménez , ex presidente de Unión Fenosa, sentados juntos, han seguido atentamente la intervención del catalán.

Montilla ha comenzado por pedir disculpas "por el ruido" que se ha armado con el asunto de la financiación autonómica, pero después ha pasado a recordar que "nunca he oído al presidente de ninguna comunidad autónoma plantearse el devolver competencias", aunque éstas hayan sido conseguidas gracias al camino que comenzó a desbrozar Cataluña.

A partir de ese momento, el ex ministro de Industria del Gobierno Zapatero se ha instalado en un lenguaje comprensible, algo quejumbroso, e incluso humano para su estilo seco habitual, que ha intentado dejar un sabor conciliador y menos agresivo de lo que ha fomentado el principal partido de la oposición en lo que va de legislatura. Ha hablado del "estado de ánimo negativo" instaurado en la sociedad, y no sólo por la crisis económica, sino alimentado por políticos y medios de comunicación que han conseguido elevar el concepto de "pesimismo" a categoría de "prestigio intelectual".

El vaivén del cortoplacismo

Palabras como lealtad, deslealtad y confianza han sido utilizadas también por el presidente del tripartito para definir el problema central de España, basado en esa falta de confianza y en la deslealtad de aquellas autonomías que rebajan los impuestos que administran ellas, para luego pedir dinero al Estado. Y ha criticado a quienes excitan "el vaivén del cortoplacismo tremendista" para dar pábulo al desapego y la desafección hacia Cataluña, cuando "todos los aquí presentes saben que Cataluña ha sido y es solidaria", algo que no cala en la ciudadanía. Si se hacen sondeos sobre la solidaridad de los catalanes, se comprueba que la imagen que perdura es la de que Cataluña es "depredadora o chantajista", una idea "falsa, equivocada y que esconde a quienes convierten la negociación política en un puro mercadeo y luego se aprovechan de ella".

En esa terapia de desahogo y continuas referencias al daño de los que se dedican a fomentar la catalanofobia, Montilla ha cargado también contra quienes le hacen estar "dolido" por transmitir esa imagen de su país y ha insistido en que Cataluña "quiere estar y seguir en España, aportando en la medida de sus posibilidades". En ese contexto, el Estatut "es la solución" y desarrollarlo es un requisito "imprescindible e innegociable", ha dicho.

Los que salen igual que entran

Montilla ha aprovechado también para pedir respeto para todas las fuerzas catalanas. Pero, en el turno de preguntas, el ex diputado popular Jorge Trías le ha dicho que cómo hablaba de "lealtad y unidad" de España si en su Gobierno había un partido (Esquerra Republicana) que aboga por la separación.

Total, que la mitad de los asistentes se han marchado como han llegado, broncos y pesimistas, pese al esfuerzo del presidente catalán. La otra mitad, mientras tanto, salía pensando en la desbandada del viernes y en el clásico quedar para "la vuelta de vacaciones".