La figura del defensor profesional es fundamental en una sociedad tan competitiva y despiadada como la nuestra. Sin estos modernos superhéroes, versión adulta (traje y corbata) de los clásicos de la Marvel (mallas y antifaz), estaríamos desamparados, desprotegidos, en manos del maligno. Gracias a Dios tenemos a nuestra disposición al defensor del menor, al defensor del pueblo, al defensor del paciente, al defensor del lector…incluso al defensor del telespectador. Sólo falta un cargo que ya estamos echando en falta: el defensor del defensor.
Andreíta no, pero Sofía sí.
La proliferación de defensores profesionales, por supuesto de carácter 'independiente', podría ser un preocupante indicador de indefensión: el estado de derecho no proporciona suficientes garantías a los ciudadanos. O lo que es lo mismo, la justicia no es suficiente. También podría significar que los más débiles son afortunados por tener multitud de alternativas, a cada cual más original y divertida, para defender sus derechos. Como la minuta de los buenos abogados no está al alcance de todos, siempre nos quedará el defensor particular.
Algunos incluso tienen iniciativa propia: el defensor del menor de la Comunidad de Madrid sugiere que se debería investigar a Belén Esteban, la ex mujer de Jesulín de Ubrique, por si estuviera "sobreexponiendo a su hija", es decir, "atentando gravemente contra la intimidad de una menor". Este defensor, podría parecer que ansioso por disfrutar de sus minutitos de gloria en los mismos programas de televisión que Esteban, hizo estas declaraciones el mismo día en que todas las televisiones y periódicos ofrecían imágenes de la infanta Sofía, hija de los príncipes de Asturias, en la puerta de la guardería. "Una más", dijo el príncipe Felipe en ese momento glorioso de marketing monárquico: ¡qué campechanos son, que hasta se reproducen y acompañan al cole a sus hijos! A lo que vamos: ¿Han visto ustedes alguna vez la cara de Andreíta, la hija de Belén Esteban? Yo no, siempre aparece pixelada. Pero sin embargo ya me conozco de memoria el rostro angelical de las nietas de su majestad. Que tengan cuidado, porque el Defensor del Menor es capaz de advertirles de que están "sobreexponiendo a sus hijas".
Y hablando de niños, defensores y sobreexposiciones… Enrique Mújica, Defensor del Pueblo, no está de acuerdo en que los alumnos tuteen a los maestros. Con la que está cayendo (habrán oído hablar del fracaso escolar, el botellón, la violencia), ahora resulta que el problema es un simple formalismo pronominal, una cuestión de cortesía. "Exceso de colegueo", dice un Mújica que quiere recuperar el "usted" y, quién sabe, la varita de fresno.
Mano dura, sí señor. Antes de que la anarquía y el desorden juvenil pongan en peligro nuestro bien amado orden sociedad. Para que se hagan ustedes una idea les recordaré que vuelve a estar de moda utilizar a los niños para mendigar. Y que muchos de los africanos que se ahogan intentando llegar a España cruzando el Estrecho son chavales. Eso quiere decir que necesitamos cuanto antes un defensor del niño mendigo rumano y un defensor del menor inmigrante subsahariano en patera. Dos cargos imprescindibles. El blanqueo de nuestras conciencias así lo exige.
Adolfo Suárez. Ambición y destino.
Autor: Gregorio Morán.
Editorial: Debate.
Gregorio Morán es uno de los grandes columnistas españoles. Escribe en La Vanguardia de los sábados una columna despiadada, inteligente e imprescindible llamada 'Sabatinas intempestivas'. Su último libro, la biografía del ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez de la que hablamos hoy, es la continuación natural de 'Adolfo Suárez. Historia de una ambición', un clásico que escribió a finales de los 70 y editó Planeta.
Podría parecer que Morán está obsesionado por Suárez. Y lo está, pero sus biografías del político de Cebreros (Ávila) van mucho más lejos: lo que en realidad fascina al escritor, guionista y periodista asturiano es la transición y la construcción de la democracia. Suárez, como pieza clave en ese fenómeno político y social, es el vértice sobre el que giran sus reflexiones.
'Adolfo Suárez. Ambición y destino' es una enorme biografía realizada a la vieja usanza, es decir, con cientos de entrevistas que aportan infinidad de detalles, de anécdotas inéditas, de datos perdidos u olvidados. Un trabajo documentado de manera minuciosa que, afortunadamente, deja lugar para el lúcido análisis del autor. Un Morán brillante desde la dedicatoria: "A mi generación, que empezó luchando contra la mentira que fue el franquismo, y que luego acabó aceptando todas las demás".
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Javier Pérez de Albéniz es El descodificador.Tiene un blog, una parienta, una niña, un perro, dos caballos, un huerto, un libro de Walt Whitman, una Gibson acústica del 78 con las cuerdas nuevas, todos los discos de Mississippi John Hurt, una foto de Kipling junto a otra de Johnny Cash, un mapa del Kala Patar (5.545 m)… Y una tele vieja que se ve como el culo.
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