Ecuador, sumergido en una sopa de letras por el Régimen de Transición

Quito.-  Ecuador está sumergido en una sopa de letras por el Régimen de Transición al que ingresó después de la aprobación de una nueva Constitución, ya que el nuevo marco jurídico cambia de nombres a instituciones electorales, judiciales y legislativas.

La Asamblea Constituyente, de mayoría oficialista, que redactó la nueva Constitución para asegurarse de que sean efectivos los cambios que impulsa el presidente, Rafael Correa, no escatimó nombres para reemplazar a las viejas y desprestigiadas instituciones.

Así, una de las primeras entidades en cambiar de nombre fue el Congreso Nacional, que hoy pasa a ser Asamblea Nacional y que estará conformada por 130 asambleístas.

Las palabras "Congreso Nacional del Ecuador" que permanecieron por años en el viejo edificio del Parlamento ya fueron reemplazadas por las de Asamblea Nacional, que por coincidencia estrena fachada nueva, pues la edificación ha sido remodelada.

En 2003, un incendio consumió el 60 por ciento del edificio del Congreso, que durante tres años fue rehabilitado y el miércoles reabrió sus puertas a los legisladores de la Constituyente, que hoy designan a las nuevas autoridades electorales.

Los nuevos titulares electorales integrarán el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) reemplazando de esa forma al Tribunal Supremo Electoral.

Las autoridades del CNE, sólo por esta vez, serán interinas y designadas sin un concurso previo, como lo establece el Régimen de Transición de la nueva Constitución, pues su tarea principal es realizar las elecciones generales del próximo año.

Otra de las entidades que cambia de nombre es la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que pasa a ser Corte Nacional de Justicia y que estará conformada por 21 jueces que serán elegidos por sorteo, según lo establece el Régimen de Transición.

El Tribunal Constitucional, que rigió por años, pasó a denominarse Corte Constitucional.

El Régimen de Transición también prevé la creación de una nueva institución que es el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social que será elegida por una Comisión Legislativa y de Fiscalización, que también será formada hoy por la Constituyente.

La designación de esa Comisión Legislativa, a la que algunos llaman "Congresillo", ha creado polémica entre los grupos políticos de la Constituyente, pues los de oposición, de minoría en esa Cámara, temen quedar anulados.

Algunos empleados de la Asamblea Nacional, que se habían acostumbrado a escuchar el nombre del Congreso durante décadas, murmuraban sobre los cambios y los nuevos huéspedes.

Ciudadanos de a pie también opinaban sobre las variaciones de nombres en las instituciones, algunos de ellos incluso lo respaldaban porque reemplazará, en el imaginario de los ecuatorianos, la mala fama de los antiguos organismos.

En la calle, Juan Pablo, un profesional de turismo, aseguró que el cambio de nombres "es relativo" y dijo que son las acciones las que determinan un buen o mal trabajo.

Otra ciudadana, Karen, opinó por su parte que los cambios "siempre vienen bien".

Ambos recordaron que casi todas las antiguas instituciones fueron blancos de las más fuertes críticas, sobre todo el viejo Congreso, salpicado frecuentemente por denuncias de corrupción.

Sin embargo, los ciudadanos confían en que los cambios de nombre supongan, así mismo, un cambio de actitud de las autoridades y se entierren los excesos achacados a las viejas instituciones.